¿Cómo hacemos para llamar la atención en un contexto de infodemia? Spoiler alert: A través de los memes. Alejandro Valdez, cofundador de El Surti, dio la bienvenida a la tercera edición de Latinográficas explorando los cambios en la cultura digital que requieren nuevas formas de hacer periodismo, sin perder el rigor pero incorporando el humor y la síntesis visual propia del meme.
La pregunta que sigue, fue dirigida a los becarios: ¿Qué es un meme? Desde São Paulo, la ilustradora Gabriela Güllich expresa que, para ella, se trata de una imagen humorística que hace referencia a la cultura pop, a los medios digitales. Karen Lara, diseñadora con sede en Guatemala, agrega que el meme además requiere la incorporación de detalles que forman parte del contexto o del comportamiento de las personas, como lo serían los gestos. Para el periodista caleño Richard Romero, el meme no se limita solo al plano visual, sino que los audios de Whatsapp, cuando se viralizan, pueden incluirse dentro de esta definición.
Una breve historia del meme
Las definiciones que aportan Karen, Gabriela y Richard tienen que ver con cosas que circulan principalmente por internet y van más allá del formato. Pero como concepto, en realidad, antecede a la Web 2.0 y se le adjudica al biólogo evolutivo Richard Dawkins, quien en El gen egoísta (1976) introduce el término como el paralelo cultural a los genes biológicos. Según Dawkins, el meme es una unidad de información que se va copiando, reproduciendo y modificando a lo largo del tiempo.
“Una cuestión clave que diferencia a cualquier material viral del meme, es que este último se va modificando cuando va pasando de una persona a la otra; un meme puede ser viral pero no toda cosa viral es un meme”, explica Valdez. Mas de 20 años después, Susan Blackmore publica La máquina de los memes (1999), donde toma la definición de Dawkins para desarrollar una teoría más cercana a la comunicación. Sin embargo, no es hasta la aparición del foro 4chan en 2003, que los memes adquieren la acepción actual, íntimamente ligada a su circulación a través de internet.
En ese sentido, el meme se aplica a cualquier tipo de formato, desde una imagen en JPG, pasando por un audio de Whatsapp e incluso un baile en TikTok. Valdez expresa que incluso una expresión estética y política puede ser considerada un meme, y menciona como ejemplo el pañuelo verde del movimiento por la legalización del aborto en Argentina. Lo que hace de un meme un meme es que ese “formato” resulta de una convención de comunicación entre la gente -la audiencia en internet-, quienes a su vez empiezan a generar variaciones. Además, hay un correlato con el chiste, el cual también tiene formatos que se van modificando, solo que con la comunicación digital, esto se da a una velocidad mucho mayor.
Pero el principal distintivo del meme quizás sea que permitió a mucha gente comunicarse en internet sin necesariamente dibujar. Es tan simple como tomar una imagen, descontextualizarla y darle un nuevo sentido. Allí vive la cultura del remix, uno de los principios que guía la forma de hacer periodismo visual en El Surti, y que será puesto en práctica a lo largo de las sesiones de Latinográficas.
Del meme al info-meme
Cuando más allá de hacer reír, se usa al meme como formato para transmitir la mayor cantidad de información en la menor cantidad de tiempo posible, este se convierte en info-meme. “No proponemos hacer memes de internet siguiendo el concepto que aparece en Wikipedia, sino utilizar los principios del meme para hacer periodismo”, explica Valdez. “Tenemos que entender el meme como un medio de comunicación prácticamente equiparable a la tele, la radio, o inclusive, a internet, solamente que con un formato físico difuso”.
Un claro ejemplo es la fotografía de una laguna contaminada en Paraguay, capturada por Jorge Sáenz en 2020, que se volvió tan icónica que fue replicada hasta por Leonardo Di Caprio. El furioso color morado de las aguas que muestra la imagen es de una simpleza y brutalidad tal, que no solo sintetiza de forma perfecta tanto la impunidad como el horror de una laguna contaminada a plena vista, sino que permite su reproductibilidad. Lo que la convierte en un info-meme que, además de informar, ayudó a que la gente se reúna en torno a la causa, empezaron campañas, activismo, se convirtió en acción.
Un marco de referencia para hacer periodismo (visual)
¿Cómo se hackea el algoritmo? Utilizando el meme como un marco de referencia para hacer periodismo ágil, sostenible, adaptable, remixable y comunitario. Para Valdez, esta es la única fórmula que permite hablar de temas complicados, como la crisis climática, en un contexto donde se compite “con gatitos, capibaras y resúmenes de Better Call Saul”.
- Ágil: Tanto para los tiempos editoriales como para lo que el contexto, la coyuntura y la audiencia demanden. No significa hacerlo todo “rápido”, sino en su debido tiempo.
- Sostenible: Implica piezas que puedan ser producidas tanto a un costo como a un ritmo razonables. Sostenible no solo en términos económicos, sino en el tiempo. “Tiene que tener ritmo, o como le decimos nosotros, rito”.
- Adaptable: El material producido debe poder funcionar tanto en un JPG de 1000 pixeles en redes sociales como aplicado a un mural de 45 metros de altura, si la historia así lo requiere. “Que sea adaptable a todos los formatos necesarios ayuda a que nuestra inversión en periodismo visual sea altamente sostenible”.
- Remixable: “Si no puedo dibujarlo, es que no lo entiendo”, es una frase que se le atribuye a Einstein. Del mismo modo, la verdadera prueba de que entendimos un concepto, es que podamos hacer un meme él. Esto implica que pueda ser fácilmente replicable.
- Comunitario: “Los memes se tratan de comunidad y de compartir, no sólo del contenido”, reflexionó An Xiao Mina, autora de De memes a movimientos, en su charla para Latinográficas 2020. Entonces, significa generar un sentido, una noción común sobre ciertos asuntos. “Es algo extremadamente importante en una época de infodemia. Esto nos permite traspasar el eterno presente”, agrega Valdez.
De la teoría a la práctica
“Nos tomamos el tiempo de reflexionar sobre nuestro quehacer, no solamente desde el punto de vista político, sino metodológico. No sin tropiezos, pero de esos tropiezos salen aprendizajes”, enfatiza Juan Heilborn, editor visual de El Surti, para dar apertura a su sesión en Latinográficas. Esta vez, dedicada a explorar la metodología en la que se estará trabajando a lo largo de las siguientes semanas, que se sintetiza en una triada: texto, diseño e ilustración.
“Con el tiempo aprendimos que tenemos dos momentos muy importantes a la hora de producir nuestro trabajo”, continúa Heilborn. Para llenar las altas exigencias creativas, es fundamental un espacio de creación, de mucha exploración, libertad y flexibilidad, seguido de un momento de reproducción, mucho más eficiente, pragmático, riguroso, y respetuoso del trabajo colectivo. Menciona que ambos momentos son igualmente importantes y se notan en el resultado. Si damos más importancia al momento de reproducción, se vuelve monótono tanto para quienes hacen el trabajo como para la audiencia. Si damos más importancia al momento de creación, se vuelve caótico y difícil de predecir.
Al trabajar en equipos de tres personas multidisciplinarios, no faltarán desafíos. Por un lado, técnicos, como las extensiones de los textos y los titulares, que se deben resolver entre la persona que redacta y la que diseña; de tiempo, que se negocia entre quien ilustra y quien diseña; de asegurarse que las ilustraciones no sean una reiteración del texto, y hasta de encontrar un punto común en el lenguaje regional. Uno de los mayores desafíos en este sentido se encuentra cuando se decide el posteo en redes; es decir, la distribución. “Cómo llegar a las audiencias es un trabajo extra. Yo lo plantearía aquí como el cuarto eje (aparte de escribir, ilustrar y diseñar)”, destaca Heilborn.
Por otro lado, están los desafíos personales. En el proceso de hacer periodismo visual, es común encariñarse con las piezas que se producen, lo que se vuelve un problema cuando se pierde de vista que la edición es una parte fundamental del proceso. “Yo entiendo que el rol de editar es mejorar el trabajo, no solo para que le sirva a la audiencia en el presente, sino para mejorar futuros trabajos”, comenta el editor visual de El Surti. “En la edición hay un gran trabajo de aprendizaje colectivo”, concluye.