«Nuestras historias superimportantes para cambiar y mejorar la vida de las personas compiten con superpoderosos gatos, perros, gif, influencers y antivacunas». En un mundo donde tenemos acceso a más contenido del que podemos consumir, la atención se convierte en un recurso escaso que entra en disputa. Es por eso que Jazmín Acuña arranca la charla virtual que da apertura a la segunda semana de talleres de redacción diciendo: «Nos movemos en la economía de la atención[1], ese es nuestro campo de acción».
La editora de El Surti entiende a la perfección este desafío: «La pertinencia de una historia, de una noticia, de un fact check, no es suficiente para que reciba la atención que merece». Entonces, ¿cómo se gana la batalla por la relevancia? Pues, escribiendo con imágenes. Pero antes de profundizar en el asunto, se remonta a los antecedentes del medio
Antes de El Surti, estuvo Kurtural, donde la apuesta se centró en crónicas de largo aliento. Este medio se gestó entre 2015 y 2016, bajo la premisa que sigue guiando al equipo –liderado por Acuña, Juan Heilborn y Alejandro Valdez– hasta el día de hoy: «Compartir información precisa, desafiante y contada de manera bella para movilizar a la gente». Buscando narrar fenómenos complejos que atraviesan nuestra realidad apuntaron por desarrollar series de crónicas extensas, largas en tiempo de producción y en su extensión. Fue un año después que el equipo se propuso como un experimento en redes sociales escribir con imágenes. Así fue que lanzaron El Surtidor.
Frente a crónicas de 3.000 a 6.000 palabras, la consigna para este nuevo medio era, además de darle protagonismo a la narración visual, que los textos no superasen las 250 palabras. Cuando llegó el momento de tomar una decisión sobre cuál de los dos proyectos continuaría, no había duda alguna: «En medio de la batalla por la atención, cuál podría sobrevivir estaba claro». En el mercado de la atención, se escribe con imágenes; se comparte a través de Whatsapp y se reacciona con emojis.
Cinco lecciones sobre periodismo visual
En cinco años de hacer «periodismo con dibujitos», Acuña y equipo se han encontrado con numerosos desafíos; pero también con aprendizajes clave que les han permitido no solo sobrevivir, sino sobresalir en el mercado de la atención. A continuación, cinco de estas lecciones.
1. Desaprender lo aprendido para liberarnos
Uno de los mayores desafíos para hacer periodismo visual es convencer a periodistas, redactores, editoras y directores de medios, de que lo vale. Por eso, lo primero que propone Acuña es liberarnos de la idea de que escribir mucho, largo o adornado es sinónimo de robustez, capacidad o seriedad. En este sentido, ser libre implica apertura para enfrentarse a nuevos desafíos, como la economía de la atención. «Necesitamos explorar nuevas cosas y, para eso, necesitamos desaprender lo aprendido».
Desaprender que la imagen es un complemento o un adorno del esquema de comunicación es un tema central, como lo puntualiza el editor Juan Heilborn: «Creemos que la contundencia de la comunicación viene de la conjunción de las disciplinas. Pero esa perspectiva nos la dio el diseño». «De ahí viene el cambio de chip que proponemos», agrega Acuña. En El Surti, las stories y los afiches para redes son la pieza principal. Son un reportaje visual con el mismo valor que un extenso reportaje escrito.
2. Podemos ser rigurosos y sintéticos
En el español y el portugués, tenemos la costumbre de escribir hermoso pero intrincado, con muchos adjetivos y oraciones de varias líneas sin un solo punto. Pero eso puede causar que se pierda el mensaje o el hecho clave que estamos tratando de transmitir. «En tiempos de la economía de la atención, la síntesis es la mejor aliada del rigor», argumenta la editora de El Surti.
Escribir corto exige dedicar gran parte del tiempo a pensar qué queremos contar. Obliga un ejercicio constante de discernir lo importante de lo prescindible; así como a formular las oraciones con mirada de cirujanas. «Van a llegar a medir cada palabra que dicen porque tienen que asegurarse de no equivocarse en muy poco espacio. Entonces, eso de que escribir corto no es riguroso es algo que tenemos que desterrar», enfatiza.
3. Reemplazar palabras por imágenes no es sacrificar
No se trata simplemente de sintetizar texto, sino de hacerle espacio a las imágenes que se pueden convertir en las mejores aliadas para llevar las noticias, los chequeos o las historias a una mayor audiencia. «No estamos sacrificando nada, sino dotando a nuestro periodismo de una potencia visual para llegar a la gente. Es lo que llamamos anclaje», expone Acuña. A lo que agrega el también editor Alejandro Valdez: «Anclaje es el concepto fundamental para escribir con imágenes. Las imágenes ayudan a potenciar las palabras y viceversa. Es un concepto clásico de diseño que vamos a estar resolviendo en todas las piezas».
El desafío descrito resuena en las participantes, que irrumpen con sus propias experiencias y acentos de toda América. «Me sentí identificada con los preconceptos en torno a la imagen. En mi caso, que trabajo en audiovisual, detesto que digan “¿por qué no hacemos un videíto?”, como si fuera algo superficial», menciona Faustina Bartaburu desde Montevideo. A lo que Laura Rodríguez de Bogotá, añade: «Creo que el periodismo visual no es visto como periodismo en las redacciones, sino como un complemento para estar en redes. Si tu texto no se mueve, hazle una imagen. No como una pieza principal, sino como añadidura».
4. Apreciar la armonía entre imagen y texto
Armonizar implica desarrollar una práctica periodística donde las brechas entre diseñadoras, ilustradores, reporteras y editores se diluyan cada vez más. «A través de nuestra experiencia aprendimos a eliminar las jerarquías, porque el texto no tiene la última palabra», argumenta Acuña. Mantener una comunicación fluida con el equipo gráfico es fundamental. En El Surti, el equipo gráfico participa de todo. Desde el proceso de definición editorial pasando por los temas hasta definir cuál va a ser el ángulo. «Ellas proponen, discuten, contradicen y son parte activa del proceso de trabajo. No están al final, no llegan por añadidura».
5. Menos es más
La frase con la que Mies van der Rohe redefinió la arquitectura y el diseño moderno se aplica perfectamente al periodismo en tiempos de la economía de la atención. Para determinar el lugar del texto dentro de una pieza, se hace necesario responder a la pregunta: ¿Cómo construimos la unidad más mínima? En el modelo de El Surti, esta unidad constituye el afiche en JPG y se compone del titular, el cuerpo, las fuentes y el posteo de salida en las redes. Este último es muy importante porque aquí se puede agregar lo que ya no entró en el cuerpo. «El texto del copy determina cuál será el impacto. Eligiendo bien las palabras se puede ganar relevancia», menciona Heilborn.
Pero, ¿qué pasa cuando necesitamos publicar textos no tan breves? «Así llegamos al scroll, que se vale del gesto que hacemos en las redes sociales –el pulgar de arriba abajo– y que permite al usuario navegar la información en el tiempo que le sea cómodo; además, no consume muchos datos», menciona Acuña. Como ejemplo, muestra en pantalla Los desterrados del Chaco, serie que ganó el Premio Gabo 2018 en la categoría de innovación.
A través del scroll, encontraron una manera de combinar textos más largos con un mayor número de ilustraciones. «Al hacer scroll aprendimos a pensar no solo en cómo ilustrar un afiche, sino a imaginarnos escenas: dividimos los bloques de texto en el documento con propuestas de ilustración en escenas, y ellas nos sirven para piezas de redes, para la web, para los metas, entre otras cosas», puntualiza Helborn.Como cierre, Acuña deja una propuesta: Trabajar el texto siguiendo las tres R: resumen, redacción, rigor; rigor, redacción, resumen. Se empieza por resumir el texto. Luego, se pasa a la redacción de un nuevo material en base a este resumen, para volver a sintetizar. Finalmente, y antes de pasarla a edición, hay que evaluar que la pieza escrita funcione por sí misma, sin que hagan falta imágenes para que transmita toda la información.
De la teoría a la práctica
En la segunda semana, además de aprender nuevas prácticas (y desaprender las viejas), los tres equipos de periodistas, ilustradores y diseñadoras participantes de Latinográficas 2021 sentaron las bases para desarrollar sus primeras piezas de periodismo visual. Tras presentar un índice de temas, que fueron acotados editorialmente, cada equipo seleccionó un artículo para ser editado con ilustraciones.
El siguiente paso fue buscar referencias y establecer algunas líneas gráficas comunes; pues como destaca Heilborn: «Lo constante nos deja espacio para lo creativo». Algunas de las cuestiones que surgieron de revisar estas referencias (y que se profundizarán en las siguientes sesiones) fueron:
- Para ilustrar figuras heroicas o perfiles de atletas, pensar en escenas (como el storyboard de una película), y también en cómo se van a representar –o no– a las personas o grupos que estas figuras inspiran.
- En cambio, para retratar villanos, es importante reflexionar sobre cómo se representa al poder. Si se recurre a la parodia, hay que ir con cuidado, pues se corre el peligro de reforzar el mito que se está intentando ridiculizar o de revictimizar a los grupos más vulnerables que son parte de la historia. La narrativa debe ser siempre dialéctica ante sus propias contradicciones.
- Al graficar temas complejos, el desafío es definir el abordaje o el punto de entrada. Para ello, es clave que antes de tomar una decisión se dedique el tiempo necesario a explorar, recabar y compartir referencias dentro del equipo.
- Finalmente, mientras los memes nos ayudan a ver las contradicciones, es igualmente importante identificar los clichés detrás de ellos, y a partir de allí, definir si servirán para ilustrar contradicciones o si sería más efectivo cuestionar estos lugares comunes.
La segunda semana del programa terminó con asignaciones de tareas de trabajo asincrónico para los 3 equipos que ya empezaron a trabajar en redacción, diseño e ilustración de las piezas que veremos la semana que viene.
[1] Este concepto lo desarrolla, entre otros autores, James G. Weber en “El mercado de la atención: Cómo se forman las audiencias en la era digital”. Más en:Webster, J. (2014). The Marketplace of Attention: How Audiences Take Shape in a Digital Age. Cambridge, Massachusetts; London, England: The MIT Press.