«Acá vamos a aprender el cómo. La metodología para llegar a un periodismo adaptable, colaborativo y remixable» dice Alejandro Valdez ante las pantallas de las 9 periodistas, ilustradoras y diseñadoras de toda la región seleccionadas entre 198 postulantes. El arranque del programa de aprendizaje a través del trabajo práctico y charlas magistrales se dio la semana pasada con tres sesiones a cargo del equipo de El Surti.
La propuesta de Valdez, director del medio, fue el breve recorrido introductorio de cinco años de hacer periodismo visual desde Paraguay con un medio que nació con un archivo jpg para competir en el coliseo de la atención de Facebook, Twitter e Instagram hasta ganar un Premio Gabo.
«El cómo es escuchar»
A esta metodología, Valdez la define como «comunicación memética», porque nada cristaliza la escucha y el sentir del mundo hoy como un meme. Parar la oreja, ver de qué se habla a tu alrededor, ver cómo ser útil a esa conversación en los tiempos donde «nunca fue tan fácil crear un medio» al mismo tiempo que «nunca fue tan difícil captar la atención de la audiencia» cuando se compite no solo con el New York Times, sino con videos de gatitos y carpinchos o la última serie de Netflix.
«El meme es el contrapeso a la originalidad, porque basa su poder en reproducirse. Ese es el marco conceptual de nuestro periodismo» dice Valdez. Periodismo que, como los memes, debe ser capaz de encarnar diferentes formatos desde el momento de idearse, para que modificarlo salga barato, por eso lo de adaptable y remixable. Un reportaje escrito que también pueda ser un afiche, un fanzine o una exposición si es lo que se necesita para hacer llegar el mensaje. «El formato sigue a la función de servir a nuestra audiencia, a darle información con la que pueda hacer algo».
En la primera práctica grupal de creación de memes para narrar noticias destacó la discusión sobre los límites del uso del humor para narrar historias sensibles. Entre las tensiones que el primer grupo conversó, se encontró la dificultad de encarar historias complejas y dolorosas como la de Afganistán. El segundo se cuestionó sobre cómo mantener el foco periodístico y la gracia del meme al mismo tiempo. Y el tercero buscó cómo hacer regionales las noticias locales en muy poco espacio.
Parte de innovar es repetir
La otra tensión es cómo hacer efectivo el periodismo colaborativo, más allá de las buenas intenciones. Cómo hacer el trabajo.
El taller de creación de memes sirvió también como ejemplo de las tres patas del trabajo que El Surti extrapola a Latinográficas, explicó Juan Heilborn, editor del programa. La división en triadas de periodista/diseñadora/ilustradora «es nuestra unidad de periodismo visual» para aplicar los dos momentos en los cuales las becarias trabajarán en las próximas semanas.
Por un lado, el momento colectivo de la creatividad, que para Heilborn es «el momento de la libertad, de la experimentación, de la disrupción» y también del entendimiento entre las diferentes disciplinas. «Un periodista siempre querrá cuidar su ángulo, un diseñador siempre querrá acortar el titular, una ilustradora siempre querrá tener más tiempo». Para llegar a acuerdos, es necesario que los tres comprendan la importancia del trabajo del otro. «La representación mejora cuando quien ilustra entiende tanto sobre el tema como el periodista estuvo trabajando, en vez de tirarle un texto» explica Heilborn. «Lo que buscamos es romper la cadena que obliga a todos a trabajar en su isla» responde a las inquietudes de dos becarias sobre la ansiedad por el trabajo colectivo.
Por el otro lado, está la necesidad de cumplir con los objetivos –en el caso de las becarias, cada equipo deberá producir 6 piezas visuales con contenidos de los medios Aos Fatos, Salud con Lupa o Distintas Latitudes. Es por ello que «en la innovación es igual de importante el proceso creativo y reproductivo», explica Heilborn. También lo hace más eficiente. Una vez que en el momento creativo se acordaron todas las decisiones, como idea central del texto, foco, paleta de colores, diagramación base, estilo de ilustración; el momento reproductivo significa ejecutar en los tiempos establecidos. «Sabemos que para nuestro trabajo necesitamos momentos de reflexión a solas. Lo que se busca es que los tiempos individuales no se coman a los colectivos», subraya el editor de Latinografícas.
A la triada de periodista, diseñadora e ilustradora que empezará a trabajar desde las próximas sesiones se le sumará el cierre de edición. Lejos de buscar ser una espada de Damocles o inspirar miedo a una masacre textual a los reportajes, Heilborn piensa que «debe encararse de manera crítica y siempre cuidando al otro». Editar se trata de construir. Identificar lo mejorable y traer a la mesa propuestas de cómo mejorarlo. Nada debería ponerse muy personal, todo es por una pieza que estará al servicio de la audiencia.
«El rol del editor no solo es mejorar la pieza que tiene enfrente, sino que el aprendizaje sirva para las piezas futuras».